Es difícil digerir todo lo que está aconteciendo a nuestro alrededor. Radio, televisión, prensa o redes sociales, da igual; casi todo lo que nos llega es terrible.
¿De verdad que no hay nadie capacitado y dispuesto a parar los horrores que genera una guerra? ¿Cuántas más muertes de inocentes habrá que soportar? ¿A quién benefician las guerras? ¿Hasta dónde están dispuestos a llegar los mandatarios de este mundo en el que vivimos?.
Es urgente pararse y reflexionar. Y más urgente es la paz. Estamos en pleno siglo XXI y a veces da la sensación de que retrocedemos mucho en el tiempo.
Me detengo ahora la comarca de A Mariña. Más de 2.500 hectáreas de monte ardieron hace unos días. Las imágenes son desoladoras. No hubo que lamentar desgracias personales ni la pérdida de viviendas, pero muchas vecinas y vecinos pasaron mucho miedo por la proximidad de las llamas. Las leyes están para cumplirlas, hay que velar porque se cumplan, hay que insistir y conseguir que los árboles no estén pegados a los núcleos de población. Los montes tienen que estar limpios.
Y toca localizar, detener y castigar a quién de forma intencionada planta fuego en un día con los termómetros por encima de los 30 grados y soplando fuerte viento. Los incendios son noticia, pero los incendiarios no.
Parémonos y reflexionemos un poco sobre todo lo que está ocurriendo. Vivimos en un mundo en el que cada uno se mira y se preocupa por su ombligo, sin importarle nada el de los demás. Pasamos una pandemia, que lo puso todo patas arriba. Y recuerdo la frase: “saldremos mejores”… ¿Hemos salido mejores? Es triste decirlo, pero yo creo que no.
Carmen Cruzado (periodista)