Son XLV años purificando el medio ambiente gallego y mariñano. Es un elixir para juntar presentes y ausentes. Desde la procesión de ánimas hasta la llegada de vestales al Souto. Entre danzas al son de las gaitas que llaman para el aquelarre. Un pueblo Celta que sabe cómo luchar contra malos augurios. Una representación mágica del alma gallega que cada agosto se debate entre la nostalgia y la alegría. Esos Druidas que constituyen AIRIÑOS DO XUNCO, sin propósito de enmienda. Las llamas azules del aguardiente hábilmente mezclado por las manos de un brujo que oculta su rostro y deja su sombra en ese Souto rodeado por hermosos caserones dónde seguirá pasando el tiempo como si tal cosa no tuviera fuerza para cambiar a los habitantes del lugar que seguirán siendo duros y trabajadores, hospitalarios y socarrones, defensores de nuestro idioma y derechos históricos como pueblo viejo y orgulloso. Testigo de todo ello, las losas en pizarra y las chimeneas.
Cada palabra del conjuro es una letanía. Cada taza que se prepara para recibir el brebaje es una esperanza de salud frente a las malas artes de meigas y trasgos. Cada figura humanoide un símbolo de como vivos y muertos una vez más se encuentran en ese hermoso valle de Cervo-Sargadelos.
Quien acuda por primera vez se verá sorprendido por el encantamiento. Quien repita una vez más se verá atrapado por la saudade al notar que faltan algunos/as que se fueron al infinito, allí dónde mar y cielo se juntan y esperan la diaria salida del astro LABURU y la ocultación en forma de TRISQUEL. Y así pasará un año más y un año menos.
Cervo será causa de amores ganados y perdidos, eternos y coyunturales. Como la vida misma. Como ese ciclo de la naturaleza que no se detiene…salvo cada QUEIMADA que dibuja Xosé Vizoso y convierte sus personajes en seres mitológicos eternos para las generaciones de la muchachada que un día fueron y mañana serán siempre GALLEGOS DE LLUVIA Y CALMA.
Entre las tinieblas que alumbra la llama azul buscaremos nuestro pasado, sentiremos la incomodidad del presente y llegaremos a la sabia conclusión sobre lo incierto que es el futuro. Pero no importa. Nuestras antepasados pondrán sus manos en nuestras espaldas y nos ayudarán a compartir hombro con hombro para seguir haciendo Galicia, incluso si nos caemos siete veces, nos habrán enseñado a levantarnos ocho y así hacer país. Nuestro mundo, el que pondrá brillo con las aguas del cielo en los helechos. El que hará que cada año vuelvan a crecer las hermosas hortensias.
La QUIEMADA DE CERVO es, a buen seguro, una muestra que ganó a pulso y mantiene con eterna dignidad, esa declaración como FIESTA DE INTERÉS TURÍSTICO PARA GALICIA. Amén y que la disfrutemos por siempre jamás