En 1982 durante el Vuelo 009 de British Airways el avión penetró en una nube de ceniza procedente de una erupción volcánica cerca de Yacarta parando sus cuatro motores. Finalmente la aeronave fue capaz de planear lo suficiente y encenderlos de nuevo.
Extrapolemos esto utilizando el símil aeronáutico. Pongamos por caso que el avión es Ribadeo y nuestra tormenta es la pandemia. Sus pasajeros son: el comercio, la hostelería y los servicios. El comandante, Acisa, se dirige a los pasajeros al igual que lo hizo el comandante Eric Moody cuando sobrevolaba Yacarta: “tenemos un problema, los cuatro motores se han parado, estamos haciendo todo lo posible para ponerlos en marcha”.
Pero ¿qué sucede en nuestro avión mientras intentamos no estrellarnos? El primer motor: la actividad turística internacional ha desaparecido. Perdemos potencia. El segundo motor: el turista nacional y la segunda residencia los hemos forzado tanto (salvemos el, salvemos la…) que los hemos perdido. Era un motor importante, pero cada vez perdemos más altura. El tercer motor: nuestros vecinos de comarca, esos clientes de siempre, amigos y familiares. El comandante del avión siempre estaba muy pendiente de ese motor, de vital importancia, el que más potencia da y más constante es, pero también lo hemos perdido. Estamos rozando el suelo, estamos a punto de estrellarnos. El comandante analiza el cuarto motor: los vecinos de Ribadeo. Y funciona, además está rindiendo a un 500%, y por eso el avión aguanta el vuelo, aunque a baja altura y con poca potencia, pero sin estrellarse.
El comandante hace números, con este motor podemos resistir unas semanas más de vuelo. En poco tiempo podríamos recuperar parte del tercer motor (la movilidad interna en Galicia y la apertura de la actividad cerrada) y en unos meses puede que funcionen otra vez los motores 2 y 3, con la circulación entre comunidades. El avión habrá retomado altura y potencia para junio. A partir de ahí las condiciones de vuelo deberían mejorar.
¿Qué quiere decir esto? Que todos nuestros clientes son igual de importantes. Si un motor falla el avión se resiente. Hablamos mucho de nuestros vecinos de Asturias porque son parte de nosotros y nosotros de ellos. Son necesarios para el comercio y la hostelería de Ribadeo. Este sector, el hostelero, está pensado para un volumen de habitantes y visitantes de más del doble del que tenemos, lo que nos hace ser referente comarcal así como lugar de visita obligada por nuestros excelentes servicios, productos, calidad, diversidad…
Por tanto, cuando una economía interdependiente (del comercio, de la hostelería, del turismo, de los vecinos…) como la de Ribadeo va bien, va bien para todos, pero cuando un eslabón falla la cadena se resiente, pero resiste.
Y esta es la conclusión: Ribadeo hoy aguanta gracias a los ribadenses. A pesar de estar solos en estos tiempos nuestra nave sigue en vuelo. A pesar de tener menos clientes las empresas están resistiendo, adaptándose, pero resistiendo. ¿Cómo? Con menos cajas con la sonrisita y más visitas a las tiendas, con menos búsquedas en internet y más en los escaparates, con más cafés y comidas para llevar…. ¿Por qué? Porque somos amigos, somos vecinos, somos familia y siempre estaremos para ayudarnos. Los ribadenses nos han salvado el otoño y lo están haciendo con el invierno; y no sin poco sufrimiento porque a ellos también les afectan las restricciones, los ERTE, el hartazgo… Algún día habrá que buscar la forma de agradecérselo de verdad, en nombre de todos: Acisa, Concello, asociaciones, entidades deportivas, empresas, empleados. Quizás con una gran fiesta, un súper evento. No será por falta de ideas en Ribadeo para esas cosas.
Cuando esto acabe bares, restaurantes y tiendas siempre tendrán una sonrisa de agradecimiento por tu fidelidad o de emoción por volverte a ver. Y todos deberemos tener un único deber cívico: ir a ellos de nuevo a recuperar el tiempo perdido.
Resistamos, aguantemos, sigamos.
Jesús Pérez Prada (Gerente de ACISA Ribadeo)