Rafael Nadal es el español más exitoso en el deporte blanco. La precisión y gracia del juego con la que el manicorí arrasa a sus oponentes podríamos debérselo a un igualmente temible antepasado histórico: el hondero balear. Una unidad de élite cuya mortífera puntería supo despertar terror y admiración a los romanos y sus enemigos. Al igual que con Nadal, la victoria casi siempre parecía estar asegurada desde el primer lanzamiento.
La puntería más temida de la antigüedad
En la práctica de lanzar grandes piedras con la honda aventajan a todos los otros hombres. Así describía Diodoro de Sicilia a estos formidables honderos. Cuenta el historiador que desde su más tierna infancia estaban obligados a afinar su puntería, pues para poder llevarse un pan a la boca este solo podía ser obtenido derribándolo de lo alto de una rama. Gracias a esta (forzosa) disciplina, se hicieron los mercenarios más cotizados del campo de batalla en su tiempo. No hubo, yelmo, escudo, ni fortaleza enemiga que aguantase la piedra y el plomo que a la distancia los honderos baleares les hacían llover con mortífera precisión.
Incluso el dominio romano se mantuvo a raya por un buen tiempo. El ingenio del imperio fue puesto a prueba durante la invasión a las islas. Para poder desembarcar, tuvieron que cubrir sus navíos con gruesas capas de cuero para amortiguar los proyectiles que en más de una ocasión hundieron sus pretensiones de conquista.
Finalmente, Roma se impuso, pero su influencia trajo mayores beneficios. Las especies por la que esta infantería de élite intercambiaban sus servicios, ahora podían ser producidas en su tierra. El vino balear en particular goza de una excelente reputación que ha perdurado hasta nuestros días. La construcción de escuelas y talleres en las islas dieron paso a nuevos oficios además del bélico, los cuales poco a poco relegaron a la honda. Sin embargo no fue olvidada, pues continúa siendo practicada a modo de deporte rememorando la destreza que les dio fama a sus habitantes.
El poderío balear en la cancha
Afortunadamente para sus contrincantes, la potencia y puntería de Nadal en el tenis no se ha cobrado ninguna víctima en las más de 1000 victorias obtenidas en su prolífica carrera. Solo Novak Djokovic ha sido capaz de frenar ligeramente el avance del español. La emoción de sus partidos es fielmente retratada por los modernos narradores históricos, siendo en plataformas como bet365 los favoritos en noticias y apuestas de tenis profesional, pues nunca se sabe cuál de los dos se alzará vencedor.
Aunque el serbio es su más formidable contrincante, no ha impedido el impulso con el que Nadal se ha posicionado en los rankings mundiales. Su efectividad del 84,3 % y haber emulado a Roger Federer con 20 Grand Slams en su nombre lo han posicionado como el número uno a lo largo de tres décadas, el mejor tenista en cancha de tierra batida jamás visto y uno de los mejores jugadores de la Era Abierta. Una era cuyo fin no impedirá a Nadal perpetuar su conquista de títulos.
La historia se repite, es una frase que cobra especial fuerza con Rafael Nadal. Su estatua en el Roland Garros rinde homenaje al talento balear de la misma forma que hicieron los romanos a sus ancestros hace más de dos mil años.