La desaparición del manto de la Virgen de los Dolores de la parroquia pontenovesa de Vilaboa fue noticia en la prensa de días pasados. Noticia que trajo al recuerdo de muchos lectores la desaparición hace unos años de otro manto similar de la Virgen en la vecina parroquia de Cedofeita. Extraña coincidencia si se tiene en cuenta la relativa proximidad geográfica de las dos parroquias y las explicaciones que acompañan estas desapariciones. El manto de Cedofeita parece que se había mandado a reparar, según confesó el cura responsable de su custodia. El de Vilaboa le fue retirado a la imagen para sustituirlo por otro nuevo, según noticia aparecida en los medios. Dos circunstancias paralelas y sospechosamente coincidentes que, con algún otro ingrediente añadido, podrían componer el argumento de una novela de intriga y misterio sin desenlace final aclaratorio de este enigma.
¿Se podrá desvelar algún día la desaparición de estas prendas religiosas tan bella y artísticamente bordadas en oro que provoca las explosiones de fervor religioso de los feligreses? Las comunidades creyentes de estas parroquias, que veneran y viven su fe cobijados en el culto a la Virgen, exigen que la sombra de los poderes fácticos que sobrevuela sobre estos hechos impidiendo conocer la verdad sobre estas desapariciones debe ser despejada.