Eso no quiere decir que reniegue de mi lengua materna, la cual uso a diario y me preocupo porque mis hijos conozcan, sin darle a nadie más esa responsabilidad.
Muchos me advierten del peligro que corren mis vástagos cuando salgan fuera de los límites de Galicia, pero lo cierto es que salen continuamente y he observado algo muy curioso: Llegan a otra comunidad hablando en Gallego y cuando regresamos vienen hablando Castellano. Algunos pueden pensar que es un milagro pero a mi me gusta denominarlo sentido común y lógica infantil.
Considero que Feijóo se ha metido en un barrizal, o que más bien no acaba de salir de él. Es incapaz de buscar una salida airosa a una promesa electoral, que utilizó la lengua de Rosalía y Castelao para enfrentar a una población, la Gallega, a la que no le gustan las imposiciones, ya sean en Gallego, en Castellano o ahora parece ser, en Inglés. Prometieron a los padres que podrían elegir la lengua en la que querían que estudiaran sus hijos, pero una vez en el poder no solo no cumple su promesa sino que además, nos va a imponer el número de lenguas y el porcentaje de cada una. La desesperación o la incompetencia han llevado a Feijóo a experimentar con la docencia en Inglés, una idea que trae de cabeza a profesores y a padres y que por ejemplo en Valencia ha generado un caos sin precedentes en la educación. Y es que decirle al “profe” de matemáticas que intente dar la asignatura en Inglés y esperar un resultado escolar positivo, le hace a uno ponerse a sudar. Si hay niños a los que les cuesta entender las asignaturas en su lengua materna, no quiero imaginar lo que puede pasar si de repente, lo hacemos en Inglés.
La primera heroína de Feijóo fue la Galiña Azul, que desbancó de los carteles a la malvada Casita Gallega que volvía a nuestros infantes “políticos y gallegos” en potencia. Los padres nos sentimos mucho mejor con la Gallina a la puerta, y ahora además abriremos nuestros brazos a Shakespeare, que será el mejor refuerzo como vacuna a nuestra dichosa “galleguización”.
Teño que confesar, que na miña casa, ao contrario do que espera Feijóo, o Galego vai tomando forza, e aínda que son Asturiana, ata penso xa en Galego. Pero por favor, gardenme o segredo, non vaia a ser que Farjas veña a vacunar aos meus fillos contra o “quérote mamá” que a mí tanto me gusta.