A MARIÑA .- Á fundación Herederos de la Mar “denuncia o silencio das administracións” en casos como o do Alakrana, ou o do mariñeiro ribadense repatriado desde Francia o pasado ano ou de furtivismo en casos de furtivismo nas costas galegas.
Nota de Prensa
LA FUNDACIÓN HEREDEROS DE LA MAR MUESTRA SU PREOCUPACIÓN POR EL SILENCIO DE LAS ADMINISTRACIONES EN CASOS COMO EL DEL ALAKRANA O EL DEL FURTIVISMO EN LAS COSTAS GALLEGAS.
Madrid, 20 de octubre de 2009. La Fundación Herederos de la Mar denuncia el silencio de las administraciones en casos como el del Alakrana, el del marinero de Ribadeo repatriado el pasado año desde Francia o el del furtivismo en las costas gallegas.
La presidenta de la Fundación, Marisol Moreda, asegura que “muchos tenemos la sensación de que estamos cada vez más desgobernados. Bandas de distinto tipo y actividades se apoderan de lo ajeno y en algunos casos provocan acciones violentas. Mientras, unos niegan los problemas y otros miran hacia otro lado. Pero la ley defiende a la sociedad y el Ejecutivo debe tener capacidad para hacerla cumplir”. En Herederos de la Mar piensa que “gobernar no es solo dialogar. La paz y el orden social exigen autoridad para la pacífica convivencia. Permitir que una situación se agrave y sea permanente sería muy dañino para el orden constituido. La libertad no repele el principio de autoridad, más bien la libertad exige orden y respeto a la otra libertad del amenazado por el descontrol. Todos tenemos deberes con la sociedad y todos tenemos derechos como personas y como ciudadanos. Y el primero es el derecho a la libertad y a la seguridad. El segundo el derecho al trabajo y a la justicia social”.
Marisol Moreda se muestra preocupada viendo “como aumenta el marisqueo ilegal y lo que ello provoca. Además de ser un delito económico es un delito ecológico, que les enfrenta a las propias autoridades pesqueras y marítimas. Si es un problema de desesperación de la gente que no tienen otra alternativa para sobrevivir que dedicarse al furtivismo, nos acogemos a lo dicho por muchas familias con escasos recursos o paradas: que no exista el despilfarro público y se aplique esos fondos a tejer una economía sostenible que dé trabajo y seguridad a quienes no lo tienen. Un hombre parado y desesperado puede robar una gallina, pero nos extraña que se organicen en clanes delictivos como está ocurriendo. ¿Qué está pasando?”. La presidenta de la Fundación Herederos de la Mar recuerda que “esto ya lo dijimos hace tiempo, como dijimos muchas otras cosas que nos preocupan sobre los derechos de los pescadores y en este momento especialmente. Hace cuatro días o más que no tenemos noticias del Alakrana ni de sus tripulantes gallegos y vascos. Nos preocupa también la calidad del pescado que comemos y pedimos un mayor control del marisco que llega a los mercados y a los restaurantes porque hay muchos furtivos que los surten durante todo el año. Nos preocupa que la venta en lonja sea como hace 40 años. Nos preocupa que los padres y la hija del marinero de Ribadeo fallecido hace más de tres años en aguas francesas no tengan aun la autopsia que determine la causa de su muerte. También nos preocupa no poder mantener un encuentro con nuestros políticos para hacerle llegar las inquietudes de las familias marineras, que se dirigen a nosotros decepcionados, asustados y cansados. Tras diez años en defensa de estas familias y de ayudas materiales a muchas de ellas, nos hemos hecho acreedores a que nos escuchen las instancias políticas que deciden sobre estos temas. Merecemos ser escuchados porque hablamos en nombre de los protagonistas de la mar: los pescadores”. En la Fundación Herederos de la Mar se preguntan si merece la pena seguir con esta lucha ante el silencio de las administraciones.
Moreda añade que “nos preocupa todo lo anterior porque sin escucha o intención de escucha, no hay verdadera democracia. Y a los hechos me remito. En resumen y plagiando en parte a Boutros Ghali: La Humanidad posee dos alas, los derechos y las obligaciones, y hasta que las dos alas no estén totalmente desarrolladas, la humanidad no podrá volar. Intentamos decir las cosas como las pensamos, sin avasallar, sin insultar. Si mantenemos el respeto por la gente que no comparta nuestras ideas, suponemos que ellos también serán capaces de hacer lo mismo. Al fin, no estar de acuerdo, no cuesta tanto. Que la gente opine es necesario y no asumirlo o escucharlo es negativo para el bien común. Al fin, la soberbia es muy mala compañera de viaje”.