Jonás de Agromares – Sé que muchos de ustedes no me van a creer, o quizás me digan que he sufrido una alucinación y cosas por el estilo; pero no, les puedo asegurar de que sucedió, de que ha sido un hecho real. Se lo juro a ustedes por la mismísima Maruxaina de San Cibrao de que fue cierto – o eso me lo parece-. Créanmelo.
Fue ayer por la tarde, estando yo en mi alcoba, cuando de repente llegó hasta la ventana un pajarito. Era un pajarito con plumaje de vivos colores morados y rojos. Un pajarito igual, o tal vez el mismo que, tiempo atrás recordaran ustedes, se le apareció al presidente Nicolás Maduro en Venezuela, y que éste con esa fina intuición que le caracteriza, muy propia de algunos “operarios de cabina de autobús” de Venezuela –pues así se les denomina actualmente a los conductores de transporte público de la República Bolivariana de Venezuela, por expresa voluntad-decreto del presidente Maduro-, el bolivariano presidente revestido de su ya clásico chándal ceremonial hortera, sin el menor atisbo de duda, identificó con el espíritu del líder golpista bolivariano, Hugo Chávez Frías al aludido pajarito. ¡Ver para creer! Pues bien, yo me atrevería a decir que el pajarito que apareció así, tan a bote pronto en la ventana de mi alcoba, era el mismo pajarito que se le apareció a Nicolás Maduro; y que de no ser el mismo, era otro pajarito igual o muy similar, se lo aseguro a ustedes, estimados lectores de Crónica 3 de A´Mariña.
El pajarito en cuestión de referencia, dio un saltito; y ¡zas!; de pronto sin mediar ni un pío, se posó sobre mi hombro izquierdo, hecho por el que pude deducir, de que se trataba de un pajarito de izquierda extrema, o de extrema izquierda que viene a ser lo mismo; si bien resulta que ahora, según el bolivarianísmo creador de lo que los tales denominan como sus creadores, con la eufemística designación de; “Socialismo del siglo XXI”, y que según sus maestros creadores, ya no es de izquierdas, ni de derechas, sino de “abajo arriba”; es decir, una especie de lo que podríamos llamar como; socialismo de ascensor de sube y baja. Pues bien, el lindo pajarito que, en un principio me creí que venía para anunciarme la llegada de la primavera, tengo que confesar que en esta mi apreciación, me equivoqué de cabo a rabo, pues el pajarito sin mediar aviso, ni preámbulo de tipo alguno, acercándose me susurró al oído: “En esta comarca de A´Mariña; y más concretamente en Burela y en Vivero, los respectivos cabezas de lista por las agrupaciones locales de un determinado partido, de ambas localidades, llegarán a posibles acuerdos y pactos, con aquellos miembros que los Círculos de Podemos, pudieran llegar a presentar en algunas listas electorales, en esas mismas localidades bajo siglas diversas; a las próximas elecciones municipales, plasmándose de hecho, esos hipotéticos acuerdos o pactos, en el transcurso de los dos días siguientes, después haber pasado dichas elecciones municipales. Aquí precisamente, en esta misma localidad en la que me encuentro y te susurro esto al oído, incluso ya lo tienen “hablao”. Así que ya lo sabe caballero.”
Aquello me dejó más que sorprendido, realmente atónito y patidifuso, y no podía dar crédito ni a lo que había visto, ni a lo que acababa recién de escuchar, con aquella susurrante voz de tan peculiar pajarito de cuerpo color morado y colita colorada. Y ante tan inesperado suceso paranormal, casi de forma refleja, no pude por menos que posar mi vista, en el vaso que en aquellos momentos sostenía en mi mano derecha, acercándolo hasta mi nariz para oler su contenido, y acto seguido beber un pequeño sorbo del mismo; y para mi sorpresa, el liquido que contenía el vaso, no era güisqui, ni brandi, ni ron, ni tequila, ni ningún otro tipo de bebida alcohólica, sino que era simplemente agua. Sólo agua y nada más que agua pura y cristalina.
¿Entonces aquel pajarito era real, como lo eran igualmente las frases que me había susurrado al oído?…Si, aquel pajarito de morado plumaje y de colita roja, era realmente eso; un pajarito real y vivo. ¿Sería el mismo pajarito que vio Maduro?…Pudiera ser; no lo se. Pero lo cierto es que era todo un pajarito, y de que pudiera ser, el que también por lo tanto, entre pajaritos de iguales colores ande el juego. Tal vez. En un par de meses lo sabremos.
Y por cierto, una vez más me pregunto a mi mismo lo siguiente: ¿Ciertamente sería de verdad el mismo pajarito de Maduro, el pajarito que a mi me habló ayer?…Aun sigo con la incertidumbre.
Jonás de Agromares